En el mundo binario de internet hay, como bien dice el nombre, 2 maneras de clasificar todas las cosas: Funciona / No Funciona, Aceptar / Rechazar, Apple / Microsoft y todo esto hasta cansarnos de hacer listas. Trabajamos, en definitiva, con ceros y unos. Sin embargo, en un tema que al fin las tecnológicas se están poniendo manos a la obra en tener un poco más de cuidado en la seguridad. Frente a sus propias estructuras pero también de caras a los datos guardados de sus usuarios. Oíamos no hace mucho que Google penalizaría a las páginas web que no utilizasen ningún protocolo de seguridad o como se conoce dentro del mundillo, un https y, para hablar técnicamente, un certificado SSL; que es el que pone la “s” detrás del ‘http’.
Lo que está claro es que la seguridad total e infranqueable no existe. En este sector todos los sistemas son, o pueden ser, víctimas de algún ataque, filtración o desfase en su tecnología. Dentro de esta tesitura ¿en qué me ayuda tener un certificado SSL a no tenerlo?
Y como todo, no hay solo un tipo de certificados ya que dependiendo del propósito por el cual lo vamos a necesitar escogeremos uno más básico o más profesional junto al que percibirás unas prestaciones distintas. Está claro que un banco no necesita las mismas prestaciones de seguridad que una página personal o una web de empresa estática, pero lo que si queda evidente es la obligatoriedad no escrita cada vez más a disponer de un certificado en todos los sitios de internet.
Esperamos que os haya gustado. No olvidéis que estamos en las redes para lo que necesitéis.