Yo no soy capaz de pedirle que se levante muy temprano, muy temprano y que encima lo haga con ilusión. Me parece pedir demasiado, sobre todo si lo haces a una gente que ya ha demostrado que se levanta temprano y que más o menos lo hace con la solicitada ilusión.
Llevo muchos días escuchando recetas que nos han de ayudar a todos a mejorar una realidad que no es fácil. Muchos hacen o harán caso y las aplicarán, faltaría más, todos son gente que se levanta temprano y lo hace con ilusión. Todos sabemos que hay que hacer cosas, seguramente no tenemos demasiado claro qué ni en qué orden pero hay que hacer cosas, hay que buscar estas recetas mágicas y sobre todo aquellos ingredientes nuevos que nos aporten nuevas propuestas.
Yo hoy quiero reivindicar un viejo ingrediente que nunca faltó en la despensa de nuestras casas, ni en la sala de máquinas de nuestras fábricas, ni a los talleres, ni en nuestro tejido asociativo: la pasión. La pasión por lo que somos y lo que hacemos. La pasión por los nuestros y la pasión por los demás.
Propongo que ya mismo, como medida urgente, como si lo dijera el Banco Central Europeo, volvamos a poner pasión en todo lo que hacemos. Levantémonos temprano temprano, con ilusión y añadamos pasión.
No se preocupe si los primeros días un jefe de servicio, un encargado, su "jefe", el vecino o la familia le miran mal, son los primeros efectos de la pasión. Después con los días estos efectos secundarios pasan y sólo quedarán los efectos bondadosos del principio activo.
Una vez indignados yo pediría ir más allá: Apasionaos.
Es Navidad, es un buen momento para poner en la mesa el viejo ingrediente mágico. Disfrute con pasión de los suyos y note como sus efectos son absolutamente benéficos. Una vez pasadas las fiestas no aflojemos, seguimos "cocinando" a diario con pasión que seguro seguro todo mejorará, y si esto que propongo no es cierto ... como dice un buen amigo ... "Que nos quiten lo bailao".
Que tengáis una Feliz Navidad.