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Qué es la "Deuda Técnica" y cómo evitar sus pérdidas enormes en tu empresa

by SW Team

Dice el refrán popular que "las prisas son malas consejeras". A la hora de tomar decisiones sobre la tecnología de nuestra empresa, una elección apresurada o poco acertada puede suponer un coste oculto. Un coste que se irá acumulando como una bola de nieve hasta estallar algún día de forma inesperada.

A efectos prácticos la deuda técnica es el resultado de implementar software o hardware inacabado o en pobre estado. Por ejemplo, por saltarnos pasos durante el proceso de implementación, por no depurar correctamente el código o, sencillamente, por no investigar correctamente todas las alternativas y tomar una elección erronéa. El concepto es sencillo: aquello que en primer lugar parece ahorrarnos tiempo y dinero, puede conllevar carencias que a largo plazo suponen un elevado coste para la empresa.

Al igual que la deuda financiera, la deuda técnica también tiene intereses. En la mayoría de ocasiones, las consecuencias negativas de tomar una mala decisión tecnológica crecen con el paso del tiempo, aumentando el coste de su reparación con cada día que pasa.

La famosa filosofía "si funciona, no lo toques", puede ser un grave error. Reconocer una mala decisión y cambiar de tecnología al principio de un proyecto es mucho más favorable que arrastrar una deuda que no hará más que crecer. ¿Cuán costoso, complicado y arriesgado crees que será cambiar esa misma tecnología cuando el proyecto ya esté en marcha y no te quede otra alternativa?

Incluso si pensamos que ya es demasiado tarde, que el proyecto ya está en producción o que llevamos años arrastrando los mismos problemas, siempre es más recomendable asumir las pérdidas y cortar el lastre antes de perpetuar un sobrecoste cada vez más elevado.

¿Por qué es tan peligrosa la deuda técnica?

1. Ignoramos las malas decisiones hasta que es demasiado tarde.

¿Ojos que no ven, corazón que no siente? Por supuesto que no podemos tomar buenas decisiones sobre aquello que desconocemos. Por esta razón las empresas que recortan en I+D, empleados cualificados o que rehusan en un momento clave contratar ayuda profesional pueden fácilmente quedarse a ciegas.

La falta de "inteligencia" sobre el mercado, la competencia, las preferencias del cliente o la tecnología existente son sólo algunos de los elementos que propician que en algún momento tomemos una decisión, pensando primero que es la más adecuada, de la que más adelante nos vayamos arrepentir.

2. Puede quedar oculta durante mucho tiempo.

El mundo de la tecnología cambia constantemente. Sin embargo, los humanos somos animales de hábito y nos cuesta adoptar nuevas herramientas de hardware o software una vez nos hemos acostumbrado.

Que algo funcione hoy no tiene que ser cierto mañana. En este sentido, una decisión tecnológica que no sea "a prueba de futuro" puede parecer una buena elección durante un largo periodo de tiempo, cuando en realidad lo que habremos hecho es aplazar el inevitable cambio que probablemente tenga más adelante un coste mucho mayor.

3. No asumimos el coste directo en una primera instancia.

Otra posibilidad es que nuestra empresa no sufra las consecuencias de la deuda técnica que ha generado en una primera instancia. Por ejemplo, a la hora de elegir un alojamiento mediocre para nuestra página web o publicar un software sin pasar un exhaustivo control de calidad, muchas veces es el usuario el primer afectado.

No es hasta más tarde cuando nuestros usuarios, clientes, manifiesten su descontento y se marchen a la competencia que asumiremos los costes de nuestras decisiones. Posiblemente nos demos cuenta meses más tarde cuando subsanar el error sea una tarea mucho más larga y compleja.

¿Cómo podemos evitar o pagar nuestra deuda técnica?

Equivocarnos es inevitable. De hecho, cometer errores es quizá la manera más efectiva de aprender y adquirir experiencia. Sin embargo, la cuestión no es "si podemos equivocarnos", sino qué debemos hacer una vez ocurra.

1. Evita la falacia del "coste hundido".

Dicho de otra manera: corta el lastre lo antes posible. Imagínate que has gastado mucho dinero en una entrada para el concierto de tu banda favorita pero, el día del evento, resulta que estás enfermo. ¿Qué haces? ¿Te quedas en casa, relajado y descansando o decides ir al concierto, sufriendo por la enfermedad "sólo para no malgastar el dinero"?

El coste que pagaste por la entrada está "hundido" y no puede recuperarse. Por esta razón no debes tenerlo en cuenta a la hora de tomar decisiones futuras. Debes tomar aquella decisión que de ahora en adelante te produzca un mayor bienestar: si quedarte en casa te hará sentir mejor que no asistir a un concierto estando enfermo, entonces esa es la opción que deberías tomar.

En nuestro ejemplo acudir al concierto estando enfermo no haría nada por "aprovechar el dinero", sino que empeoraría la situación al obligarte a soportar un malestar que podrías haver evitado facilmente.

De la misma manera, en tu empresa, debes cortar el lastre de las malas decisiones lo antes posible. Aunque hayas invertido mucho dinero en ellas, si no lo puedes recuperar, entonces debes contemplarlo como "coste hundido" y deshacerte de él lo antes posible en vez de seguir prestándole tiempo y esfuerzo.

2. Evita las prisas o saltarte pasos.

Precisamente son las prisas el mayor causante de la deuda técnica. Querer publicar un software inacabado, no hacer un riguroso control de calidad de nuestro producto o no investigar correctamente todas las alternativas a nuestro alcance son algunas de las acciones que nos hacen adquirir una deuda técnica. Se trata de un ahorro temporal que deberemos pagar, con intereses, en un futuro.

3. Déjate asesorar.

Finalmente, no desestimes la importancia y el ahorro del buen asesoramiento. En una época en la que la tecnología es la clave para la competitividad de las empresas, tomar la edición adecuada en el momento adecuado puede marcar la diferencia.

Y es cierto: mantenerte al día y adquirir toda la información necesaria por cuenta propia suele ser difícil, tedioso y no te garantiza los mejores resultados. Por esta razón es muy recomendable buscar fuentes externas que puedan complementar nuestros conocimientos y, de esta manera, asegurar que la decisión tecnológica que tomemos hoy para nuestra empresa sea también la más adecuada mañana.

Acerca del autor:
Patrick Agut Klose
 coordina el departamento de Marketing y Comunicación en SW Hosting, empresa especialista en el diseño y la administración de infraestructuras TI.

Más información sobre la empresa: www.swhosting.com

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