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Relatos de emprendedores y caminos que se cruzan

by SW Team

Me gustaría pensar que la lluvia que cayó el jueves era para esparcir un poco la niebla y dejarnos ver un poco más allá. Y quizá es por eso que el segundo TicketDay que ha organizado ServeisWeb en Vic me pareció una buena oportunidad para soñar un poco: ¿Qué quiero ser de mayor? ¿Y vosotros?


Valentí Freixanet de Biapum. Con 28 años pronunció su cargo (CEO) con un punto de orgullo, de objetivo alcanzado, pero se le ve nervioso. Nos cuenta su trayectoria reciente. Como desarrollar aplicaciones móviles le apasiona, no puede considerarse que trabaje. Y como encontrar clientes no es fácil, ha tenido que empezar buscando el proyecto, ejecutándolo y, con un poco de suerte, cobrándolo. Así comienza el hilo argumental sobre la figura del emprendedor.

Cambio de micrófonos y Josep (Jepi) Alberti, de Grera.net, sale al escenario. Empieza con una broma comparando su edad (camino de los cuarenta) y la de Valentí. Sonríe, pero viéndolo diría que no le cambiaría, la edad. Nos habla de sufrimiento y de caídas. De un ADN especial que hace que se levante y vuelva a tirarse de cabeza. Después de haber puesto en marcha 10 empresas, algunas con más éxito que otras, se sigue preguntando quien creerá en él si no es él mismo. Y, además, nos invita a lanzarnos, si aún no lo hemos hecho, antes de respondernos –como ya debe haber hecho cientos de veces- que Grera no es LinkedIn, porque LikdedIn se basa en perfiles personales, y Grera en interconectar empresas.

Cuando Ariadna Mateu, la última ponente, pronuncia la palabra “error”, se le iluminan los ojos. Poco a poco nos va explicando el porqué, regalándonos en la experiencia de emprendedores a quienes su tierra se les queda pequeña. De Haiku Studio a Innovalley (San Francisco) hay muchas horas de avión, visados y algunas llamadas por Skype, seguramente. Pero ver y vivir la emprendeduría americana le ha hecho darse cuenta que el problema está, precisamente, en la base: hemos de ver, vivir y pensar como emprendedores. Y ello implica, inexorablemente, equivocarse constantemente. Por ello, hay que sentirse orgulloso del error. Y el sufrimiento del emprendedor.

Tengo frases subrayadas, y muchos apuntes más. Pero el espacio, el tiempo, se acaba: yo tampoco tengo reloj, pero seguramente muchos de vosotros sí. También tengo demasiados proyectos, y recuerdo aún cuando trabajaba en mi primer proyecto “propio”, y también creo que un “trabajo fijo” sería lo más parecido a una jaula. Así que os invito a buscar eventos como este, donde podéis encontrar gente con perfiles muy distintos, pero con inquietudes que a veces creemos que sólo sentimos nosotros. Es un buen momento para compartirlas, entre embutidos de Can Molas, tarjetas, códigos QR y retweets.

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